“Dos veces al año organizo mi agenda para la universidad. Para cuando cualquiera esté jugando a esto (si todo va bien) habré acabado con mis tareas y finalizado la universidad. (…) Si organizo la agenda mal, o si las clases se terminan antes de que pueda conectarme, pierdo (…) mis días laborales, mi tiempo libre, y mis mañanas. (…) Pero el alivio que me entra cuando las organizo bien es GENIAL.”
Aquí tenemos un auténtico ataque de nervios hecho código. Grace Bruxner recrea ese momento que conozco demasiado bien de mis tiempos académicos. Era una actividad horrible, que me provoca pesadillas a día de hoy, y que se me sigue dando muy mal. Provocar tensión y generar agobio es algo que a los videojuegos se les da muy bien desde hace años, así que no se trata de algo especialmente novedoso. Pero eso no quiere decir que la experiencia me siga impactando menos.
la era del videojuego 